¿Una generación de ñoños?
Pedro Domínguez Brito En mi infancia estaba prohibido ser ñoño. Quien se comportaba de tal modo recibía de inmediato su castigo. La vida era más simple. Todo se resumía en alternativas: o nos comíamos el mangú o no cenábamos, o cuidábamos nuestros zapatos de goma o andábamos descalzos, o respetábamos a nuestros padres o nos daban correazos. Soy el mayor de cinco hermanos. Los primeros somos cuatro varones. Nunca olvido aquella infancia donde mis dos o tres camisas y pantalones los heredaba mi segundo hermano, y a él lo heredaba…
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